domingo, 20 de enero de 2013

Dos poemas de amor




ANTONIO BOTTO

(Casal de Concavada, concejo de Abrantes, 1897- Río de Janeiro, 1959)



(En la obra del poeta portugués Antonio Botto (donde destacan títulos como Cançoes, A vida que te dei y Sonetos) puede reconocerse un sutil experiencialismo que, al trascender la anécdota, se convierte en una visión escéptica, levemente amarga y desencantada, de los grandes temas de la poesía de siempre: el paso del tiempo, el amor y el desamor, la pasión por los cuerpos...)



 NO. BESÉMONOS, SOLAMENTE

No. Besémonos, solamente,
en esta tarde que agoniza.

Guarda
para un momento mejor
tu viril cuerpo trigueño.

Mi deseo no arde;
y la convivencia contigo
me cambió –soy otro...

Cae la oscuridad de la noche.
Apenas distingo ya el color dorado
de tus cabellos -¡Eres tan hermoso!

¡La muerte
debía ser
una vaga fantasía!

Dame tu brazo: -no pongas
ese desmayo en la voz.

Sí, besémonos solamente,
¿qué más necesitamos?

Adolescente, 1956
(traducción de Antonio Aguilar)



JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS

(Salamanca, 1964)



(Profesor titular de filología clásica en la Universidad de Salamanca, es autor del poemario Esto es mi cuerpo y recibió el IV Premio Internacional Generación del 27 en 2001 con Un ángulo me basta. Clasicismo y lenguaje cotidiano se unen en una poesía honda y personal.)



ACEPTO QUE LA BELLEZA ES LA FULGURACIÓN


Acepto que la belleza es la fulguración
natural de las cosas naturales.
Me digo que tus dientes mostrados en sonrisa
son eso. Que tus ojos me dan tanta dulzura
porque cumplen remotas instrucciones genéticas.
Que tu cuerpo de hombre con mi cuerpo de hombre
construyen un lugar necesario en el  mundo.
Que nada extraordinario hay en dos que se aman.
Pero, cuando te abrazo una noche tras otra
y me encuentro tu pulso a oscuras en cualquiera
de los puntos que laten en tu cuerpo dormido,
cruza por mi cerebro la palabra milagro.


Un ángulo me basta, 2002



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